e-Curso: ORACIÓN CON LA MADRE DEL REDENTOR

CARTA ENCÍCLICA REDEMPTORIS MATER


LA BIENAVENTURADA VIRGEN MARÍA
EN LA VIDA DE LA IGLESIA Y DE CADA CRISTIANO

BEATO JUAN PABLO II

ORACIÓN  A MARÍA SANTÍSIMA

BEATO JUAN PABLO II. SANTUARIO DE CHIQUINQUIRÁ . COLOMBIA . 1986

¡DIOS TE SALVE, MARÍA!

Te saludamos con el Ángel:

Llena de gracia. El Señor está contigo!.

Te saludamos con Isabel: 

¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¡Feliz porque has creído a las promesas divinas!

Te saludamos con las palabras del Evangelio:

Feliz porque has escuchado la Palabra de Dios y la has cumplido.

¡Tú eres la llena de gracia!

Te alabamos, Hija predilecta del Padre.
Te bendecimos, Madre del Verbo Divino.
Te veneramos, Sagrario del Espíritu Santo.
Te invocamos; Madre y Modelo de toda la Iglesia.
Te contemplamos, imagen realizada de las esperanzas de toda la humanidad.

El Señor está contigo!

Tú eres la Virgen de la Anunciación, el Sí de la humanidad al misterio de la salvación.
Tú eres la Hija de Sión y el Arca de la nueva Alianza en el misterio de la Visitación.
Tú eres la Madre de Jesús, la que lo mostraste a los pastores y a los sabios de Oriente.
Tú eres la Madre que ofrece a su Hijo en el templo, lo acompaña hasta Egipto y lo conduce a Nazaret.
Tú eres la Virgen de los caminos de Jesús, de la vida oculta y del milagro de Caná.
Tú eres la Madre Dolorosa del Calvario y Virgen gozosa de la Resurrección.
Tú eres la Madre de los discípulos de Jesús en la espera y en el gozo de Pentecostés.

Bendita Tú eres...!

Porque creíste en la Palabra del Señor,
Porque esperaste en sus promesas,
Porque fuiste perfecta en el amor.
Por tu caridad premurosa con Isabel,
Por tu bondad materna en Belén,
Por tu fortaleza en la persecución,
Por tu perseverancia en la búsqueda de Jesús en el templo,
Por tu vida sencilla en Nazaret,
Por tu intercesión en Caná,
Por tu presencia maternal junto a la Cruz,
Por tu fidelidad en la espera de la Resurrección,
Por tu oración asidua en Pentecostés.
Por la gloria de tu Asunción a los cielos,
Por tu maternal protección sobre la Iglesia,
Por tu constante intercesión por toda la humanidad.

Santa María, Madre de Dios!   Queremos consagrarnos a Ti.

Porque eres Madre de Dios y Madre nuestra.
Porque tu Hijo Jesús nos confió a Ti.
Porque has querido ser Madre de la Iglesia.

Santa María, Madre de Dios!  Nos consagramos a Ti:

Los obispos, que a imitación del Buen Pastor velan por el Pueblo de Dios.
Los sacerdotes, que han sido ungidos por el Espíritu.
Los religiosos y religiosas, que ofrendan su vida por el Reino de Cristo.
Los seminaristas, que han acogido la llamada del Señor.
Los esposos cristianos en la unidad e indisolubilidad de su amor con sus familias.
Los seglares comprometidos en el apostolado.
Los jóvenes que anhelan una sociedad nueva.
Los niños que merecen un mundo más pacífico y humano.
Los enfermos, los pobres, los encarcelados, los perseguidos, los huérfanos, los desesperados, los moribundos.

Ruega por nosotros pecadores!

Madre de la Iglesia, bajo tu patrocinio nos acogemos y a tu inspiración nos encomendamos.

Te pedimos por la Iglesia, para que sea fiel en la pureza de la fe, en la firmeza de la esperanza, en el fuego de la caridad, en la disponibilidad apostólica y misionera, en el compromiso por promover la justicia y la paz entre los hijos de esta tierra bendita.

Te suplicamos que toda la Iglesia se mantenga siempre en perfecta comunión de fe y de amor, unida a la Sede de Pedro con estrechos vínculos de obediencia y de caridad.

Te encomendamos la fecundidad de la nueva evangelización, la fidelidad en el amor de preferencia por los pobres y la formación cristiana de los jóvenes, el aumento de las vocaciones sacerdotales y religiosas, la generosidad de los que se consagran a la misión, la unidad y la santidad de todas las familias.

Ahora y en la hora de nuestra muerte!

¡Virgen Santísima, Madre nuestra! Ruega por nosotros ahora. Concédenos el don inestimable de la paz, la superación de todos los odios y rencores, la reconciliación de todos los hermanos. Te lo pedimos a Ti, a quien invocamos como Reina de la Paz. Que cese la violencia y la guerrilla. Que progrese y se consolide el diálogo y se inaugure una convivencia pacífica. Que se abran nuevos caminos de justicia y de prosperidad.

Ahora y en la hora de nuestra muerte!

Te encomendamos a todas las víctimas de la injusticia y de la violencia, a todos los que han muerto en las catástrofes naturales, a todos los que en la hora de la muerte acuden a ti como Madre. Sé para todos nosotros Puerta del cielo, vida, dulzura y esperanza, para que, juntos, podamos contigo glorificar al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Amén!

Querido/a Suscriptor/a de El Camino de María

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Bienvenido(a)/s al e-Curso con textos catequéticos del Beato Juan Pablo II que lleva por título ORACIÓN CON LA MADRE DEL REDENTOR, que hemos terminado de redactar y rediseñar el 7 de noviembre de 2011, festividad de MARÍA MEDIADORA DE TODAS LAS GRACIAS (*).

En este mensaje de bienvenida puede leer el el índice de los textos del Magisterio y de la Catequesis del Beato Juan Pablo II que componen este e-Curso.

Cada uno de los capítulos que le enviaremos diariamente a la dirección de e-mail con la que se ha inscripto a este e-Curso, también lo puede leer y/o imprimir desde la siguiente dirección de nuestro sitio BeatoJuanPabloII.org .

http://www.beatojuanpabloii.org/RedemptorisMater/index.htm

En dicha dirección sírvase hacer doble-click en cada uno de los títulos, y de inmediato accederá al contenido de cada capítulo.

Le(s) sugerimos que Invite(n) a sus amigos y conocidos a inscribirse gratuitamente en el e-Curso ORACIÓN CON LA MADRE DEL REDENTOR. Deben llenar el formulario con su nombre y su correo electrónico desde la siguiente dirección:

http://www.BeatoJuanPabloII.org/formulario3.htm

Que María, Madre del Redentor y Madre nuestra, nos ayude a meditar en nuestro corazón y a comprender con nuestra inteligencia, los distintos textos sobre la  devoción a la Santísima Virgen que forman parte de este e-Curso.
 

Marisa y Eduardo

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(*) La fiesta de María Mediadora de todas las Gracias la instituyó el Papa Benedicto XV en 1921; en ella se nos invita a recurrir siempre con confianza a esta mediación de la Madre del Redentor.

"La Santísima Virgen es Dispensadora universal de todas las gracias, tanto por su divina Maternidad: que las obtiene de su Hijo, como por su Maternidad espiritual: que las distribuye entre sus otros hijos, los hombres. Esto lo hace subordinada a Cristo, pero de manera inmediata. Y ello por una específica y singular determinación de la Voluntad de Dios, que ha querido otorgar a María esta doble función: ser Corredentora y Dispensadora, con alcance universal y para siempre". (Pío X, Encíclica "Ad diem illum laetissimum" 4 de febrero de 1904)

En la Encíclica Redemptoris Mater el Beato Juan Pablo II nos enseña que "la Mediación de María está íntimamente unida a su maternidad y posee un carácter específicamente materno que la distingue del de las demás criaturas" (Redemptoris Mater, 38)

El Beato Juan Pablo II pronunció el siguiente discurso en la Audiencia General del 25 de marzo de 1987 en la que presentó la Encíclica Redemptoris Mater.

1.La Solemnidad de la Anunciación del Señor, que celebramos hoy, dirige nuestro pensamiento a la casa de Nazaret y nos sumerge en el silencioso estupor que solemos sentir cuando contemplamos idealmente el rayo de la luz del Espíritu Santo que inundó con su poder a la Virgen "llena de gracia".

Es éste el acontecimiento misterioso que esperaba toda la historia y hacia el cual ha seguido y seguirá convergiendo desde entonces, con renovada admiración, la historia posterior.

Con aquella unión extraordinaria entre Cielo y tierra, que tuvo como protagonistas -del mundo creado- al Ángel y a la humilde Jovencita del pueblo de Israel, el curso de los siglos desembocó en la "plenitud de los tiempos", sancionó el momento arcano en que el Hijo de Dios vino a habitar entre nosotros (Jn 1, 14). Este admirable acontecimiento fue posible gracias a María, Madre del Redentor. Sin su "Sí" a la iniciativa de Dios, Cristo no habría nacido.

2.En el clima espiritual del misterio de la Anunciación y en la misma fecha de su celebración litúrgica he situado la Encíclica dedicada a la Virgen María, que había anunciado el primero de enero y que se publica hoy en la perspectiva del Año Mariano.

La he pensado desde hace tiempo. La he cultivado largamente en el corazón. Ahora agradezco al Señor que me haya concedido ofrecer este servicio a los hijos e hijas de la Iglesia, correspondiendo a expectativas, de las que me habían llegado ciertos signos.

3.Esta Encíclica es básicamente una "meditación" sobre la revelación del misterio de salvación, que fue comunicado a María en los albores de la Redención y en el cual fue llamada a participar y a colaborar de modo excepcional y extraordinario.

Es una meditación que evoca y, en algunos aspectos, profundiza el magisterio conciliar y, en concreto el capítulo octavo de la Constitución dogmática Lumen gentium sobre la "Bienaventurada Virgen María, Madre de Dios, en el misterio de Cristo y de la Iglesia".

Sabéis, queridos hermanos y hermanas, que se trata del capítulo que corona el documento fundamental del Vaticano II; un texto especialmente significativo, pues ningún Concilio Ecuménico anterior había presentado una síntesis tan amplia de la doctrina católica sobre el lugar que ocupa María Santísima en el misterio de Cristo y de la Iglesia.

Las reflexiones que nacen del mismo se alargan a todo el horizonte bíblico, desde sus comienzos hasta las simbólicas visiones del Apocalipsis, cargadas de misterio, sobre el mundo futuro. En ese horizonte aparece repetidamente, en las etapas y en el mensaje de la salvación, la figura de una "mujer", que asume contornos precisos en María de Nazaret cuando suena la hora de la Redención. La Encíclica se llama, en efecto, Redemptoris Mater, titulo emblemático que indica ya de por sí su orientación doctrinal y pastoral hacia Cristo.

4.La índole cristológica del discurso desarrollado en la Encíclica se funde con la dimensión eclesial y con la mariológica. La Iglesia es el Cuerpo de Cristo que se extiende místicamente a través de los siglos (cf. 1 Cor 12, 27). Y María de Nazaret es la Madre de ese Cuerpo. Madre de la Iglesia.

Por esta razón, la Iglesia "mira" a María a través de Jesús, lo mismo que "mira" a Jesús a través de María. Esta reciprocidad nos permite profundizar incesantemente, junto con el patrimonio de las verdades creídas, en la órbita de la "obediencia de la fe", que marca los pasos de esa criatura excelsa desde la casa de Nazaret a Ain-Karim, en el templo, en Caná, en el Calvario; y posteriormente, entre los muros del Cenáculo, en la espera orante del Espíritu Santo. María "avanzó en la peregrinación de la fe y mantuvo fielmente su unión con el Hijo hasta la Cruz"..Sierva del Señor, Madre, discípula, María es modelo, guía y sostén en el camino del Pueblo de Dios sobre todo en las etapas más relevantes.

Ante nosotros aparece ahora la conmemoración bimilenaria del nacimiento de Cristo, que se acerca a pasos agigantados. Se trata de un acontecimiento que, más allá del aspecto conmemorativo, debe ser vivido en su realidad permanente de "plenitud de los tiempos". Por ello es necesario disponer nuestras mentes y nuestros corazones. Y la peregrinación de fe, síntesis de la experiencia vivida por la Virgen María, abre un camino que, en el transcurso del Año Mariano, la Iglesia recorrerá a la luz del "Magníficat": el himno profético, que hacen propio todos los hombres y mujeres que se sienten auténticamente Iglesia, y por ello perciben en toda su amplitud los imperativos de los "tiempos nuevos".

5.La Encíclica expresa el aliento que emana de la universalidad de la Redención realizada por Cristo y de la universalidad de la Maternidad de la Virgen María.

Dirigida a los fieles de la Iglesia católica,  la Encíclica presta su voz a la profunda aspiración de la unidad de todos los cristianos, codificada por el Concilio Vaticano II y expresada mediante el diálogo ecuménico. Se hace además eco de la alegría y el consuelo manifestados por el Concilio al constatar que "también entre los hermanos desunidos no faltan quienes tributan el debido honor a la Madre del Señor y Salvador, especialmente entre los orientales, que concurren con impulso ferviente y ánimo devoto al culto de la siempre Virgen Madre de Dios" .

En este orden de ideas he deseado recordar también el milenario del bautismo de San Vladimiro de Kiev, ocurrido el año 988, con el cual comenzó la expansión del cristianismo entre los pueblos de la antigua Rusia, extendiéndose luego a otros territorios de la Europa Oriental hasta el Norte de Asia. Toda la Iglesia es invitada a unirse por la oración a todos los ortodoxos y católicos que celebran esta efemérides.

6.El horizonte de la Redemptoris Mater, al tocar la dimensión cósmica del misterio de la Redención, se abre a todo el género humano, por la solidaridad con que la Iglesia se halla vinculada a los hombres, con quienes comparte el camino terreno, consciente de los formidables problemas que agitan las raíces de la civilización en la frontera entre los dos milenios, con esa perenne tensión entre el "caer" y el "resurgir" del hombre. La Encíclica asume los grandes anhelos que atraviesan actualmente la conciencia del mundo: individuos, familias y naciones.

A la Santa Madre del Redentor encomiendo con afecto esta Encíclica, mientras deseo que las celebraciones promovidas por las Iglesias particulares durante el Año Mariano encuentren en ella inspiración para un fuerte incremento de la vida cristiana, sobre todo mediante la participación en los Sacramentos de la Penitencia y de la Eucaristía. Son éstas las fuentes de las que se debe sacar la energía necesaria para realizar la propia misión en la Iglesia y en el mundo, según el imperativo que la Virgen repite también en esta fase de la historia: "Haced lo que Él (Cristo) os diga" (Jn 2, 5).

 
 
ÍNDICE DEL E-CURSO
 
"ORACIÓN CON LA MADRE DEL REDENTOR"
 
MAGISTERIO DEL DEL BEATO JUAN PABLO II
 

INTRODUCCIÓN DE LA ENCÍCLICA "REDEMPTORIS MATER"

I PARTE - MARÍA EN EL MISTERIO DE CRISTO

II PARTE - LA MADRE DE DIOS EN EL CENTRO DE LA IGLESIA PEREGRINA

III PARTE - MEDIACIÓN MATERNA

CONCLUSIÓN DE LA ENCÍCLICA "REDEMPTORIS MATER"

CATEQUESIS DE JUAN PABLO II

MARÍA EN EL ORIGEN DE LA IGLESIA

MARÍA, MIEMBRO EMINENTE Y MODELO DE LA IGLESIA

MARÍA, PROTOTIPO Y MODELO DESTACADÍSIMO EN LA FE Y EN EL AMOR

MARÍA, MODELO DE MATERNIDAD EN LA IGLESIA 

MARÍA, MODELO DE SANTIDAD EN LA IGLESIA 

MARÍA, MODELO DE CULTO DIVINO EN LA IGLESIA 

MARÍA, MODELO DE VIDA CONSAGRADA A DIOS 

MARÍA, LA "LLENA DE GRACIA" 

LA  SANTIDAD PERFECTA DE MARÍA

LA FE DE MARÍA

LA ESCLAVA OBEDIENTE DEL SEÑOR

EL MISTERIO DE LA VISITACIÓN ES EL PRELUDIO DE LA MISIÓN DEL SALVADOR

EN EL "MAGNIFICAT" MARÍA CELEBRA LA OBRA ADMIRABLE DE DIOS

LA INMACULADA CONCEPCIÓN

MARÍA INMACULADA, REDIMIDA POR PRESERVACIÓN

LA DEFINICIÓN DOGMÁTICA DEL PRIVILEGIO DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN

LA VIRGEN MARÍA, SANTA DURANTE TODA LA VIDA


ORACIÓN PARA IMPLORAR FAVORES POR INTERCESIÓN

 DEL BEATO JUAN PABLO II

Oh Trinidad Santa, te damos gracias por haber concedido a la Iglesia al Papa Juan Pablo II y porque en él has reflejado la ternura de Tu paternidad, la gloria de la Cruz de Cristo y el esplendor del Espíritu de amor. El, confiando totalmente en tu infinita misericordia y en la maternal intercesión de María, nos ha mostrado una imagen viva de Jesús Buen Pastor, indicándonos la santidad, alto grado de la vida cristiana ordinaria, como camino para alcanzar la comunión eterna Contigo. Concédenos, por su intercesión, y si es Tu voluntad, el favor que imploramos, con la esperanza de que sea pronto incluido en el número de tus santos.

Padrenuestro. Avemaría. Gloria.

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