VIA CRUCIS EN EL COLISEO
VIERNES SANTO 2005

MEDITACIONES Y ORACIONES
DEL CARDENAL JOSEPH RATZINGER

BENEDICTO XVI

SUMO PONTÍFICE

VÍA CRUCIS ESCUELA VENECIANA – S. XVIII
CATEDRAL PADUA

OCTAVA ESTACIÓN
Jesús encuentra a las mujeres de Jerusalén

PRIMERA ESTACIÓN
Jesús es condenado a muerte

SEGUNDA ESTACIÓN
Jesús con la Cruz a cuestas

TERCERA ESTACIÓN
Jesús cae por primera vez

CUARTA ESTACIÓN
Jesús se encuentra con su Madre

QUINTA ESTACIÓN
El Cireneo ayuda a Jesús a llevar la Cruz

SEXTA ESTACIÓN
La Verónica enjuga el Rostro de Jesús

SÉPTIMA ESTACIÓN
Jesús cae por segunda vez

OCTAVA ESTACIÓN
Jesús encuentra a las mujeres de Jerusalén

NOVENA ESTACIÓN
Jesús cae por tercera vez

DÉCIMA ESTACIÓN
Jesús es despojado de sus vestiduras

UNDÉCIMA ESTACIÓN
Jesús es clavado en la Cruz

DUODÉCIMA ESTACIÓN
Jesús muere en la Cruz

DECIMOTERCERA ESTACIÓN
Jesús es bajado de la Cruz y entregado a su Madre

DECIMOCUARTA ESTACIÓN
Jesús es puesto en el Sepulcro


OCTAVA ESTACIÓN
Jesús encuentra a las mujeres de Jerusalén


V /. Adoramus te, Christe, et benedicimus tibi.
R /. Quia per sanctam crucem tuam redemisti mundum.

V /. Te adoramos Cristo y te bendecimos.
R /. Porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Imagen del Vía Crucis que se realiza cada viernes por las calles de Jerusalén.

Lectura del Evangelio según San Lucas 23, 28-31

Jesús se volvió hacia ellas y les dijo: Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí, llorad por vosotras y por vuestros hijos, porque mirad que llegará el día en que dirán: «dichosas las estériles y los vientres que no han dado a luz y los pechos que no han criado». Entonces empezarán a decirles a los montes: «Desplomaos sobre nosotros»; y a las colinas: «Sepultadnos»; porque si así tratan al leño verde, ¿qué pasará con el seco?

MEDITACIÓN

Oír a Jesús cuando exhorta a las mujeres de Jerusalén que lo siguen y lloran por Él, nos hace reflexionar. ¿Cómo entenderlo? ¿Se tratará quizás de una advertencia ante una piedad puramente sentimental, que no llega a ser conversión y fe vivida? De nada sirve compadecer con palabras y sentimientos los sufrimientos de este mundo, si nuestra vida continúa como siempre. Por esto el Señor nos advierte del riesgo que corremos nosotros mismos. Nos muestra la gravedad del pecado y la seriedad del juicio. No obstante todas nuestras palabras de preocupación por el mal y los sufrimientos de los inocentes, ¿no estamos tal vez demasiado inclinados a dar escasa importancia al misterio del mal? En la imagen de Dios y de Jesús al final de los tiempos, ¿no vemos quizás únicamente el aspecto dulce y amoroso, mientras descuidamos tranquilamente el aspecto del juicio? ¿Cómo podrá Dios –pensamos– hacer de nuestra debilidad un drama? ¡Somos solamente hombres! Pero ante los sufrimientos del Hijo vemos toda la gravedad del pecado y cómo debe ser expiado del todo para poder superarlo. No se puede seguir quitando importancia al mal contemplando la imagen del Señor que sufre. También Él nos dice: «No lloréis por mí; llorad más bien por vosotros... porque si así tratan al leño verde, ¿qué pasará con el seco?»

Este episodio es recordado con una cruz que se halla en el exterior del muro de un convento griego.

ORACIÓN

Señor, a las mujeres que lloran les has hablado de penitencia, del día del Juicio cuando nos encontremos en tu presencia, en presencia del Juez del mundo. Nos llamas a superar un concepción del mal como algo banal, con la cual nos tranquilizamos para poder continuar nuestra vida de siempre. Nos muestras la gravedad de nuestra responsabilidad, el peligro de encontrarnos culpables y estériles en el Juicio. Haz que caminemos junto a Ti sin limitarnos a ofrecerte sólo palabras de compasión. Conviértenos y danos una vida nueva; no permitas que, al final, nos quedemos como el leño seco, sino que lleguemos a ser sarmientos vivos en Ti, la vid verdadera, y que produzcamos frutos para la vida eterna (cf. Jn 15, 1-10).

Todos:

Pater noster, qui es in cælis:
sanctificetur nomen tuum;
adveniat regnum tuum;
fiat voluntas tua, sicut in cælo, et in terra.
Panem nostrum cotidianum da nobis hodie;
et dimitte nobis debita nostra,
sicut et nos dimittimus debitoribus nostris;
et ne nos inducas in tentationem;
sed libera nos a malo.

Tui Nati vulnerati,
tam dignati pro me pati,
poenas mecum divide.


ORACIÓN PARA IMPLORAR FAVORES

POR INTERCESIÓN DEL BEATO JUAN PABLO II

Oh Trinidad Santa, te damos gracias por haber concedido a la Iglesia al Papa Juan Pablo II y porque en él has reflejado la ternura de Tu paternidad, la gloria de la Cruz de Cristo y el esplendor del Espíritu de amor. El, confiando totalmente en tu infinita misericordia y en la maternal intercesión de María, nos ha mostrado una imagen viva de Jesús Buen Pastor, indicándonos la santidad, alto grado de la vida cristiana ordinaria, como camino para alcanzar la comunión eterna Contigo. Concédenos, por su intercesión, y si es Tu voluntad, el favor que imploramos, con la esperanza de que sea pronto incluido en el número de tus santos.

Padrenuestro. Avemaría. Gloria.


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