PRIMERA ESTACIÓN
Jesús es condenado a muerte
V /. Adoramus te,
Christe, et benedicimus tibi.
R /. Quia per sanctam crucem tuam redemisti mundum.
V /. Te adoramos Cristo y
te bendecimos.
R /. Porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo.
Imagen del
Ecce Homo (He aquí
el hombre) que se conserva en la Capilla de la Condena, en el convento
Franciscano de la Flagelación junto a la Vía Dolorosa.
Lectura del
Evangelio según San Mateo 27, 22-23.26
Pilato les
preguntó: «¿y qué hago con Jesús, llamado el Mesías?» Contestaron todos:
«¡que lo crucifiquen!» Pilato insistió :«pues ¿qué mal ha hecho?» Pero
ellos gritaban más fuerte: «¡que lo crucifiquen!» Entonces les soltó a
Barrabás; y a Jesús, después de azotarlo, lo entregó para que lo
crucificaran.
MEDITACIÓN
El Juez del
mundo, que un día volverá a juzgarnos, está allí, humillado, deshonrado e
indefenso delante del juez terreno. Pilato no es un monstruo de maldad. Sabe
que este condenado es inocente; busca el modo de liberarlo. Pero su corazón
está dividido. Y al final prefiere su posición personal, su propio interés,
al derecho. También los hombres que gritan y piden la muerte de Jesús no son
monstruos de maldad. Muchos de ellos, el día de Pentecostés, sentirán «el
corazón compungido» (Hch 2, 37), cuando Pedro les dirá: «Jesús
Nazareno, que Dios acreditó ante vosotros [...], lo matasteis en una cruz...»
(Hch 2, 22 ss). Pero en aquel momento están sometidos a la influencia
de la muchedumbre. Gritan porque gritan los demás y como gritan los demás. Y
así, la justicia es pisoteada por la bellaquería, por la pusilaminidad, por
miedo a la prepotencia de la mentalidad dominante. La sutil voz de la
conciencia es sofocada por el grito de la muchedumbre. La indecisión, el
respeto humano dan fuerza al mal.
El patio interior del colegio El
Omariye (musulmán) está ubicado en el lugar donde según la tradición estaba la
torre mas alta de la Fortaleza Antonia, construida por Herodes e indicada como
sede del Pretorio donde fue condenado Jesús.
ORACIÓN
Señor, has sido
condenado a muerte porque el miedo al «qué dirán» ha sofocado la voz de la
conciencia. Sucede siempre así a lo largo de la historia; los inocentes son
maltratados, condenados y asesinados. Cuántas veces hemos preferido también
nosotros el éxito a la verdad, nuestra reputación a la justicia. Da fuerza en
nuestra vida a la sutil voz de la conciencia, a tu voz. Mírame como lo hiciste
con Pedro después de la negación. Que tu mirada penetre en nuestras almas y
nos indique el camino en nuestra vida. El día de Pentecostés has conmovido en
corazón e infundido el don de la conversión a los que el Viernes Santo
gritaron contra Ti. De este modo nos has dado esperanza a todos. Danos también
a nosotros de nuevo la gracia de la conversión.
Todos:
Pater noster,
qui es in cælis:
sanctificetur nomen tuum;
adveniat regnum tuum;
fiat voluntas tua, sicut in cælo, et in terra.
Panem nostrum cotidianum da nobis hodie;
et dimitte nobis debita nostra,
sicut et nos dimittimus debitoribus nostris;
et ne nos inducas in tentationem;
sed libera nos a malo.
Stabat mater
dolorosa,
iuxta crucem lacrimosa,
dum pendebat Filius.