ESCUELA DE ORACIÓN DE JUAN PABLO II
"TOTUS TUUS"
ORACIÓN Y MEDITACIONES
ENCUENTRO
14 - PRIMER DOMINGO DEL MES
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MATERIAL
DE APOYO PARA REFLEXIONES, MEDITACIONES Y ORACIONES, PERSONALES
Y/O COMUNITARIAS
Para el Suscriptor de "El Camino de María"
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«Nuestras
comunidades cristianas tienen que llegar a ser auténticas “Escuelas
de Oración”» (Juan Pablo II)
La Escuela de
oración de Juan Pablo II es una propuesta de meditaciones y ejercicios
orientados a profundizar nuestra relación personal con Dios. Los
textos presentados aquí, aunque pueden ser de ayuda para la oración
individual, o bien para enriquecer la oración de distintas
comunidades, están primordialmente dirigidos a los nuevos grupos de
oración de Juan Pablo II. A estos grupos les proponemos un programa
sencillo.
1. Vivir la oración de cada día
en el espíritu del “Totus Tuus”
2. Cada semana, dedicar al
menos media hora a la adoración del Santísimo Sacramento (en
caso de enfermedad o dificultades – adorar la Cruz de Cristo)
3. Una vez al mes
reflexionar sobre el don de la oración, mediante la lectura
personal o participando en encuentros formativos de la “Escuela de
oración”
4. Una vez al año hacer
ejercicios espirituales, en los que se profundiza en la vida de
oración; por ejemplo los organizados en la parroquia, o bien hacer
la Novena a la Divina Misericordia.
La tarea más difícil es la de madurar la actitud expresada en las
palabras “Totus Tuus –Soy todo Tuyo”. Es preciso,
pues, asumir la diaria fatiga del trabajo sobre sí mismos,
apoyándose en la adoración semanal, en la reflexión
mensual y en los ejercicios espirituales anuales.
Las meditaciones y las
prácticas espirituales, propuestas para cada mes, serán de gran
ayuda para llevar a cabo estos compromisos. En ellas encontraremos
reflexiones sobre la palabra de las Sagradas Escrituras, testimonios
sobre la oración del Papa y también sus enseñanzas sobre el tema de
la oración. El día indicado para esta reflexión orante y de
adoración es el primer domingo de cada mes.
Para
el Encuentro de este mes hemos seleccionado textos de la
Catequesis del Siervo de Dios Juan Pablo II que nos ayudarán a
reflexionar sobre LA ORACIÓN DE MARÍA SANTÍSIMA,
que
"... Antes de la
Encarnación del Hijo de Dios y antes de la efusión del Espíritu
Santo, la Oración de María coopera de manera única con el
designio amoroso del Padre: en la Anunciación, para la
Concepción de Cristo (cf Lc 1, 38); en Pentecostés para la formación
de la Iglesia, Cuerpo de Cristo (cf Hch 1, 14). En la fe de su
humilde esclava, el don de Dios encuentra la acogida que esperaba
desde el comienzo de los tiempos. La que el Omnipotente ha hecho
"llena de gracia" responde con la ofrenda de todo su Ser: "He
aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra". Fiat,
ésta es la oración cristiana: ser todo de El, ya que El es todo
nuestro." (Catecismo de la
Iglesia Católica, 2617)
"...En
la comunidad cristiana la Oración de María reviste un significado
peculiar: favorece la venida del Espíritu, solicitando su acción
en el corazón de los discípulos y en el mundo. De la
misma manera que, en la Encarnación, el Espíritu había formado en
su seno virginal el cuerpo físico de Cristo, así ahora, en el
Cenáculo, el mismo Espíritu viene para animar su Cuerpo místico.
Por tanto,
Pentecostés es fruto también de la incesante oración de la Virgen,
que el Paráclito acoge con favor singular, porque es expresión del
amor materno de Ella hacia los discípulos del Señor.
(Juan
Pablo II. "La Oración de María en la Iglesia que nace")
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*Comenzaremos con la lectura y meditación del MAGNIFICAT .
(Lc 1, 46-55).
*Continuaremos con
la lectura y meditación del texto catequético que lleva por título:
LA ORACIÓN DE
MARÍA EN EL MAGNIFICAT.(AUDIENCIA
GENERAL . Miércoles 6 de noviembre de 1996)
*Terminaremos
con la ADORACIÓN EUCARÍSTICA y con la ORACIÓN A
DIOS, CREADOR DEL
CIELO Y DE LA TIERRA, PADRE DE JESÚS Y PADRE NUESTRO.
MAGNIFICAT
«Proclama mi alma la grandeza
del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí;
su Nombre es santo
y su Misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos,
enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la Misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abraham y su descendencia por siempre»
LA ORACIÓN DE MARÍA SANTÍSIMA EN EL
"MAGNIFICAT"
EN EL "MAGNIFICAT" MARÍA CELEBRA LA
OBRA ADMIRABLE DE DIOS
Audiencia General. Miércoles
6 de noviembre de 1996
Lectura:
Evangelio de San Lucas, 1, 46-48
1.María, inspirándose en la tradición del
Antiguo Testamento, celebra con el cántico del Magníficat
las maravillas que Dios realizó en Ella. Ese cántico es la
respuesta de la Virgen al misterio de la Anunciación: el ángel la
había invitado a alegrarse; ahora María expresa el jubilo de su
espíritu en Dios, su Salvador. Su alegría nace de haber
experimentado personalmente la mirada benévola que Dios le dirigió
a Ella, criatura pobre y sin influjo en la historia.
Con la expresión Magníficat, versión
latina de una palabra griega que tenía el mismo significado, se
celebra la grandeza de Dios, que con el anuncio del ángel revela
su Omnipotencia, superando las expectativas y las esperanzas del
pueblo de la alianza e incluso los más nobles deseos del alma
humana.
Frente al Señor Misericordioso,
María manifiesta el sentimiento de su pequeñez: "Proclama mi alma
la grandeza del Señor; se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador,
porque ha mirado la humillación de su esclava" (Lc 1,
4648). Probablemente, el término griego ταπείνωσς esta tomado
del cántico de Ana, la madre de Samuel. Con él se señalan la
"humillación" y la "miseria" de una mujer estéril (cf. 1 S
1, 11), que encomienda su pena al Señor. Con una expresión
semejante, María presenta su situación de pobreza y la conciencia
de su pequeñez ante Dios que, con decisión gratuita, puso su
mirada en Ella, joven humilde de Nazaret, llamándola a convertirse
en la Madre del Mesías.
2.Las palabras "desde ahora me felicitaran
todas las generaciones" (Lc 1, 48) toman como punto
de partida la felicitación de Isabel, que fue la primera en
proclamar a María "dichosa" (Lc 1, 45). El cántico, con
cierta audacia, predice que esa proclamación se irá extendiendo y
ampliando con un dinamismo incontenible. Al mismo tiempo,
testimonia la veneración especial que la comunidad cristiana ha
sentido hacia la Madre de Jesús desde el siglo I. El Magníficat
constituye la primicia de las diversas expresiones de culto,
transmitidas de generación en generación, con las que la Iglesia
manifiesta su amor a la Virgen de Nazaret.
3."El Poderoso ha hecho obras grandes por mí;
su Nombre es santo y su Misericordia llega a sus fieles de
generación en generación" (Lc 1, 4950).
¿Que son esas "obras grandes" realizadas en
María por el Poderoso? La expresión aparece en el Antiguo
Testamento para indicar la liberación del pueblo de Israel de
Egipto o de Babilonia. En el Magníficat se refiere al
acontecimiento misterioso de la concepción virginal de Jesús,
acaecido en Nazaret después del anuncio del ángel.
En el Magníficat, cántico verdaderamente
teológico porque revela la experiencia del Rostro de Dios hecha
por María, Dios no sólo es el Poderoso, pare el que nada es
imposible, como había declarado Gabriel (cf. Lc 1, 37),
sino también el Misericordioso, capaz de ternura y
fidelidad para con todo ser humano.
4. "Él hace proezas con su brazo; dispersa a
los soberbios de corazón; derriba del trono a los poderosos y
enaltece a los humildes; a los hambrientos los colma de bienes y a
los ricos los despide vacíos" (Lc 1, 5153).
Con su lectura sapiencial de la historia, María
nos lleva a descubrir los criterios de la misteriosa acción de
Dios. El Señor, trastrocando los juicios del mundo, viene en
auxilio de los pobres y los pequeños, en perjuicio de los ricos y
los poderosos, y, de modo sorprendente, colma de bienes a los
humildes, que le encomiendan su existencia (cf.
Redemptoris Mater, 37).
Estas palabras del cántico, a la vez que nos
muestran en María un modelo concreto y sublime, nos ayudan a
comprender que lo que atrae la benevolencia de Dios es sobre todo
la humildad del corazón.
5. Por ultimo, el cántico exalta el
cumplimiento de las promesas y la fidelidad de Dios hacia el
pueblo elegido: "Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la
Misericordia, como lo había prometido a nuestros padres, en favor
de Abraham y su descendencia por siempre" (Lc 1, 5455).
María, colmada de dones divinos, no se detiene
a contemplar solamente su caso personal, sino que comprende que
esos dones son una manifestación de la Misericordia de Dios hacia
todo su pueblo. En Ella Dios cumple sus promesas con una fidelidad
y generosidad sobreabundantes.
El Magníficat, inspirado en el Antiguo
Testamento y en la espiritualidad de la hija de Sión, supera los
textos proféticos que están en su origen, revelando en la "llena
de gracia" el inicio de una intervención divina que va mas allá de
las esperanzas mesiánicas de Israel: el misterio santo de la
Encarnación del Verbo.
ADORACIÓN DEL
SANTÍSIMO SACRAMENTO
“Mane nobiscum, Domine!”
Como los dos discípulos del
Evangelio, te imploramos, Señor Jesús, ¡quédate con nosotros!
Tú, divino Caminante, experto de nuestras calzadas y conocedor
de nuestro corazón, no nos dejes prisioneros de las sombras de
la noche.
Ampáranos en el cansancio, perdona nuestros pecados, orienta
nuestros pasos por la vía del bien.
Bendice a los niños, a los jóvenes, a los ancianos, a las
familias y particularmente a los enfermos. Bendice a los
sacerdotes y a las personas consagradas. Bendice a toda la
humanidad.
En la Eucaristía te has hecho “remedio de inmortalidad”: danos
el gusto de una vida plena, que nos ayude a caminar sobre esta
tierra como peregrinos seguros y alegres, mirando siempre
hacia la meta de la vida sin fin.
Quédate con nosotros, Señor! Quédate con nosotros! Amén.
.
CONFERENCIA Y ENCUENTROS EN GRUPO “PADRE
NUESTRO”
Reanudando la reflexión
sobre la Oración del Señor, hoy utilizaremos, al igual que en los
Encuentros anteriores, la
ORACIÓN PARA LA
CELEBRACIÓN DEL GRAN JUBILEO DEL AÑO 2000.
DIOS, CREADOR DEL
CIELO Y DE LA TIERRA, PADRE DE JESÚS Y PADRE NUESTRO
Bendito seas Señor,
Padre que estás en el Cielo, porque en tu infinita Misericordia te
has inclinado sobre la miseria del hombre y nos has dado a Jesús,
tu Hijo, nacido de mujer, nuestro Salvador y Amigo, Hermano y
Redentor. Gracias, Padre Bueno, por el don del Año jubilar; haz
que sea un tiempo favorable, el año del gran retorno a la casa
paterna, donde Tú, lleno de Amor, esperas a tus hijos descarriados
para darles el abrazo del perdón y sentarlos a tu mesa, vestidos
con el traje de fiesta.
¡A Ti, Padre,
nuestra alabanza por siempre!
Padre clemente, que en
este año se fortalezca nuestro amor a Ti y al prójimo: que los
discípulos de Cristo promuevan la justicia y la paz; se anuncie a
los pobres la Buena Nueva y que la Madre Iglesia haga sentir su
amor de predilección a los pequeños y marginados.
¡A Ti, Padre,
nuestra alabanza por siempre!
Padre justo, que este
año sea una ocasión propicia para que todos los católicos
descubran el gozo de vivir en la escucha de tu palabra,
abandonándose a tu Voluntad; que experimenten el valor de la
comunión fraterna partiendo juntos el pan y alabándote con himnos
y cánticos espirituales.
¡A Ti, Padre,
nuestra alabanza por siempre!
Padre
Misericordioso, que este año sea un tiempo de apertura, de diálogo y
de encuentro con todos los que creen en Cristo y con los miembros
de otras religiones: en tu inmenso Amor, muestra generosamente tu
Misericordia con todos.
¡A Ti, Padre,
nuestra alabanza por siempre!
Padre omnipotente, haz
que todos tus hijos sientan que en su caminar hacia Ti, meta
última del hombre, los acompaña bondadosamente la Virgen María,
icono del amor puro, elegida por Ti para ser Madre de Cristo y de
la Iglesia.
¡A Ti, Padre,
nuestra alabanza por siempre!
Padre de
la vida, principio sin principio, suma bondad y eterna luz, con el
Hijo y el Espíritu, honor y gloria, alabanza y gratitud por los
siglos sin fin. Amén.
Llenos del Espíritu Santo oremos
a nuestro Padre en el Cielo:
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PATER NOSTER |
Pater noster, qui es in cælis,
sanctificetur nomen tuum. Adveniat regnum tuum. Fiat
voluntas tua, sicut in cælo et in terra.
Panem nostrum quotidianum da nobis
hodie. Et dimitte nobis debita nostra, sicut et nos
dimittimus debitoribus nostris. Et ne nos inducas in
tentationem: sed libera nos a malo.
Amen. |
Padre nuestro, que estás en
el Cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu
Reino; hágase tu Voluntad, en la tierra como en el Cielo.
Danos hoy nuestro pan de
cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros
perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la
tentación y líbranos del mal.
Amén. |
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ORACIÓN
PARA IMPLORAR FAVORES
POR
INTERCESIÓN DEL SIERVO DE DIOS EL PAPA JUAN PABLO II
Oh Trinidad Santa,
Te damos gracias por haber concedido a la Iglesia al
Papa Juan Pablo II y porque en él has reflejado la
ternura de Tu paternidad, la gloria de la Cruz de Cristo y el esplendor del
Espíritu de Amor. Él, confiando totalmente en Tu infinita Misericordia y en
la maternal intercesión de María, nos ha mostrado una imagen viva de Jesús
Buen Pastor, indicándonos la santidad, alto grado de la vida cristiana
ordinaria, como camino para alcanzar la comunión eterna Contigo.
Concédenos, por su intercesión, y si es Tu Voluntad, el favor que
imploramos, con la esperanza de que sea pronto incluido en el número de tus
santo. Padrenuestro. Avemaría. Gloria.
Se ruega a quienes obtengan gracias por
intercesión del Siervo de Dios Juan Pablo II, las comuniquen al Postulador
de la Causa, Monseñor Slawomir Oder. Vicariato di Roma. Piazza San Giovanni
in Laterano 6/A 00184 ROMA . También puede enviar su testimonio por correo
electrónico a la siguiente dirección:
postulazione.giovannipaoloii@vicariatusurbis.org
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