e-Curso: SAGRADO CORAZÓN, SÍMBOLO DEL AMOR DE CRISTO

Capítulo 26

SAGRADO CORAZÓN
SÍMBOLO DEL AMOR DE CRISTO

Sagrado Corazón de Jesús
Oleo de Sebastián Gallés y Pujat S.J. (1812-1900)

MEDITACIONES Y ORACIONES DEL
SIERVO DE DIOS JUAN PABLO II 

(en el siglo Karol Wojtyla - Sumo Pontífice)

 

 

CORAZÓN DE JESÚS VIDA Y RESURRECCIÓN NUESTRA

TEN MISERICORDIA DE NOSOTROS

         

 Ángelus, 23 de julio de 1989

¡Queridos Hermanos y Hermanas!

1.Esta invocación de las letanías del Sagrado Corazón  encierra en una frase todo el misterio de Cristo Redentor; nos recuerda las palabras dirigidas por Jesús a Marta, afligida por la muerte de su hermano Lázaro: "Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en Mi, aunque muera, vivirá" (Jn 11,25).

Jesús es la vida que brota eternamente de la divina fuente del Padre: "En el principio existía la Palabra y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios .. En ella estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres" (Jn1,1.4).

Jesús es vida en Sí mismo: "Como el Padre tiene vida en Sí mismo, así también le ha dado al Hijo tener vida en Si mismo" (Jn 5,26). En Su Corazón la vida divina y la vida humana se unen armónicamente, en plena e inseparable unidad.

Pero Jesús es también vida para nosotros.  "Dar la vida" es el objetivo de la misión que Él, Buen Pastor, recibió del Padre: "Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia" (Jn 10,10).

2.Jesús es también la resurrección. Nada es tan radicalmente contrario a la santidad de Cristo -el Santo del Señor (Lc. 1,35; Me 1,24)- como el pecado; nada es tan opuesto a Él, fuente de vida, como la muerte.

Un vinculo misterioso une pecado y muerte (Sb 2,24; Rm 5,12; 6,23; etc): ambas son realidades esencialmente contrarias al proyecto de Dios sobre el hombre, que no fue hecho para la muerte, sino para la vida. Ante toda expresión de muerte, el Corazón de Cristo se conmovió profundamente, y por Amor al Padre y a los hombres, sus hermanos, hizo de su vida un "prodigioso duelo" contra la muerte (Misal Romano, Secuencia de Pascua): con una palabra restituyó la vida física a Lázaro, al hijo de la viuda de Naín, a la hijo de Jairo; con la fuerza de Su Amor Misericordioso devolvió la vida espiritual a Zaqueo, a María Magdalena, a la adúltera y a cuantos supieron reconocer su presencia salvadora.

3.Nadie como María Santísima ha experimentado que el "Corazón de Jesús es Vida y Resurrección".

Del Corazón de Jesús, María Santísima recibió la vida de la gracia original y, en la escucha de su palabra y en la observación atenta de sus gestos salvíficos, pudo custodiarla y nutrirla.

Por el Corazón de Jesús, María Santísima  fue asociada de modo singular a la victoria sobre la muerte: el misterio de Su Asunción en cuerpo y alma al cielo es el consolador documento de que la victoria de Cristo sobre el pecado y sobre la muerte se prolonga en los miembros de Su Cuerpo Místico, y, como primero entre todos, en María, "miembro excelentísimo" de la Iglesia (Lumen Gentiurn, 53).

Glorificada en el Cielo, la Virgen está, con Su Corazón de Madre, al servició de la redención obrada por Cristo. La "Madre de la Vida" está cerca de toda mujer que da a luz un hijo, está al lado de toda fuente bautismal donde, por el agua y por el Espíritu (Jn 3,5) nacen los miembros de Cristo. Ella que es "Salud de los enfermos", está donde la vida se consume afectada por el dolor y la enfermedad.  Ella que es "Madre de Misericordia" llama a quien ha caído bajo el peso de la culpa para que vuelva a las fuentes de la vida. Ella que es "Refugio de pecadores" señala, a quienes se habían alejado de Él, el camino que conduce a Cristo. Ella que es "Virgen dolorosa" está donde la vida se apaga.

Invoquémosla con la Iglesia: "Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte".

 . 

EL CULTO AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

CARTA DEL PAPA BENEDICTO XVI

En el 50 Aniversario de la Encíclica «Haurietis aquas»

Experimentar el Amor de Dios dirigiendo la mirada al Corazón de Jesucristo

El significado más profundo de este culto al Amor de Dios sólo se manifiesta cuando se considera más atentamente su contribución no sólo al conocimiento sino también y sobre todo a la experiencia personal de ese Amor en la entrega confiada a su servicio (Cf. encíclica «Haurietis aquas», 62). Obviamente, experiencia y conocimiento no pueden separarse: la una hace referencia a la otra. Además, es necesario subrayar que un auténtico conocimiento del Amor de Dios sólo es posible en el contexto de una actitud de oración humilde y de generosa disponibilidad. Partiendo de esta actitud interior, la mirada puesta en el Costado traspasado de la lanza se transforma en silenciosa adoración. La mirada en el Costado traspasado del Señor, del que salen «sangre y agua» (Cf. Gv 19, 34), nos ayuda a reconocer la multitud de dones de gracia que de ahí proceden (Cf. encíclica «Haurietis aquas», 34-41) y nos abre a todas las demás formas de devoción cristiana que están comprendidas en el culto al Corazón de Jesús.

La fe, comprendida como fruto del Amor de Dios experimentado, es una gracia, un don de Dios. Pero el hombre podrá experimentar la fe como una gracia sólo en la medida en la que él la acepta dentro de sí como un don, del que trata de vivir. El culto del Amor de Dios, al que invitaba a los fieles la encíclica «Haurietis aquas» (Cf. ibídem, 72), debe ayudarnos a recordar incesantemente que Él ha cargado con este sufrimiento voluntariamente «por nosotros», «por mí». Cuando practicamos este culto, no sólo reconocemos con gratitud el Amor de Dios, sino que seguimos abriéndonos a este Amor de manera que nuestra vida quede cada vez más modelada por Él. Dios, que ha derramado Su Amor «en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado» (Cf. Romanos 5, 5), nos invita incansablemente a acoger Su Amor. La invitación a entregarse totalmente al Amor salvífico de Cristo (Cf. ibídem, n. 4) tiene como primer objetivo la relación con Dios. Por este motivo, este culto totalmente orientado al Amor de Dios que se sacrifica por nosotros, tiene una importancia insustituible para nuestra fe y para nuestra vida en el amor.

 

  

Ángeles adorando el Sagrado Corazón de Jesús

Vicente López Portaña. Óleo sobre lienzo (1795)

La Madre de la Luz
Recogiendo los corazones para su Hijo

ACUÉRDATE

Nuestra Señora del Sagrado Corazón
de las maravillas que Dios hizo en Tí.

Te escogió como Madre de Su Hijo
a quien seguiste hasta la Cruz.
Te glorificó con Él,
escuchando con agrado
tus plegarias por todos los hombres.

Llenos de confianza en el Amor del Señor
y en Tu intercesión,
venimos Contigo a las fuentes de Su Corazón,
de donde brotan para la vida del mundo
la esperanza y el perdón, la fidelidad y la salvación.

Nuestra Señora del Sagrado Corazón,
Tú conoces nuestras necesidades:
habla al Señor por nosotros
y por todos los hombres.

Ayúdanos a vivir en Su Amor.
Para eso alcánzanos las gracias
que te pedimos y las que necesitamos.
Tu petición de Madre es poderosa:
que Dios  responda a nuestra esperanza. Amén.
 

 

ORACIÓN PARA IMPLORAR FAVORES

POR INTERCESIÓN DEL SIERVO DE DIOS EL PAPA JUAN PABLO II

Oh Trinidad Santa, te damos gracias por haber concedido a la Iglesia al Papa Juan Pablo II y porque en él has reflejado la ternura de Tu paternidad, la gloria de la Cruz de Cristo y el esplendor del Espíritu de amor. El, confiando totalmente en tu infinita misericordia y en la maternal intercesión de María, nos ha mostrado una imagen viva de Jesús Buen Pastor, indicándonos la santidad, alto grado de la vida cristiana ordinaria, como camino para alcanzar la comunión eterna Contigo. Concédenos, por su intercesión, y si es Tu voluntad, el favor que imploramos, con la esperanza de que sea pronto incluido en el número de tus santos.

Padrenuestro. Avemaría. Gloria.

Con aprobación eclesiástica

CARD. CAMILLO RUINI
Vicario General de Su Santidad
para la Diócesis de Roma


Se ruega a quienes obtengan gracias por intercesión del Siervo de Dios Juan Pablo II, las comuniquen al Postulador de la Causa, Monseñor Slawomir Oder. Vicariato di Roma. Piazza San Giovanni in Laterano 6/A 00184 ROMA . También puede enviar su testimonio por correo electrónico a la siguiente dirección: postulazione.giovannipaoloii@vicariatusurbis.org


 

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