e-Curso:
SAGRADO CORAZÓN, SÍMBOLO DEL AMOR DE CRISTO
Capítulo 16 |
CORAZÓN DE JESÚS
DESEO DE LOS ETERNOS COLLADOS
TEN MISERICORDIA DE NOSOTROS
Ángelus,
20 de julio de 1986
¡Queridos
Hermanos y Hermanas!
1. A lo largo
de estos domingos, cuando nos congregarnos para la plegaria del mediodía,
rezamos las letanías del Sagrado Corazón en unión particular con la Madre de
Jesús. El Ángelus dominical es, en efecto, nuestra cita de oración con María.
Junto con Ella recordamos la Anunciación, que fue ciertamente un
acontecimiento decisivo en su vida. Y he aquí que, en el centro de este
acontecimiento, descubrimos el Corazón. Se trata del Amor del Hijo de Dios,
que desde el momento de la Encarnación comienza a desarrollarse bajo el
Corazón de la Madre junto con el Corazón humano de su Hijo.
2. ¿Es este
Corazón "deseo" del mundo? Mirando el mundo tal como visiblemente nos
rodea, debemos constatar con San Juan que está sometido a la concupiscencia
de la carne, a la concupiscencia de los ojos y a la soberbia de la vida (Jn
2,16). Y este "mundo" parece estar lejos del deseo del Corazón de Jesús.
No comparte sus deseos. Permanece extraño y, a veces, incluso hostil respecto
a Él. Este es el "mundo" del que el Concilio dice que está "esclavizado
bajo la servidumbre del pecado" (Gaudium et Spes) . Y lo dice de acuerdo
con toda la Revelación, con la Sagrada Escritura y con la Tradición (e
incluso, digamos también, con nuestra experiencia humana).
3. Sin
embargo, contemporáneamente, el mismo "mundo" ha sido llamado a la existencia
por Amor del Creador, y este Amor le mantiene constantemente en la
existencia. Se trata del mundo como el conjunto de las criaturas visibles e
invisibles, y en particular "la entera familia humana con el conjunto
universal de las realidades entre las que ésta vive" (Gaudium et Spes,
2).
Es el mundo
que, precisamente a causa de la "servidumbre del pecado" ha sido
sometido a la caducidad -como enseña San Pablo- y, por ello, gime y siente
dolores de parto, esperando con impaciencia la manifestación de los hijos de
Dios, porque sólo por este camino se puede liberar realmente de la
esclavitud, de la corrupción, para participar de la libertad y de la gloria
de los hijos de Dios (Rm. 8,19-22).
4. Este mundo
-a pesar del pecado y la triple concupiscencia- está orientado al Amor, que
llena el Corazón humano del Hijo de María. Y por ello, uniéndonos a Ella,
pedimos: Corazón de Jesús, deseo de los eternos collados, lleva a los
corazones humanos, acerca a nuestro tiempo esa liberación que está en el
Evangelio, en tu Cruz y Resurrección y que que está en tu Corazón!
El Corazón
de la Madre es en todo semejante al Corazón del Hijo
El Corazón de la
Madre es en todo semejante al Corazón del Hijo.
También la Bienaventurada Virgen es para la Iglesia
una presencia de paz y de reconciliación: ¿No es Ella
quien, por medio del Ángel Gabriel, recibió el mayor
mensaje de reconciliación y de paz que Dios haya
jamás enviado al género humano (Lc. 1,26-38)?
María dio a luz a Aquel que es nuestra
reconciliación; Ella estaba al pie de la Cruz cuando,
en la Sangre del Hijo, Dios reconcilió "con El
todas las cosas" (Col 1,20); ahora, glorificada
en el cielo, tiene -como recuerda una plegaria
litúrgica- "un corazón lleno de
misericordia hacia los pecadores, que, volviendo la
mirada a su caridad materna, en Ella se refugian e
imploran el perdón de Dios..."
María, Madre Virgen, que
conoces mejor que nosotros el Corazón Divino de tu
Hijo, únete a nosotros hoy en esta adoración a la
Santísima Trinidad e igualmente en la humilde oración
por la Iglesia y el mundo. Tu sola eres la guía de
nuestra plegaria.
Ángelus
Domingo 3 de septiembre de 1989
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Ángeles adorando el Sagrado Corazón de Jesús
Vicente López Portaña. Óleo sobre lienzo (1795)
Nuestra
Señora del Sagrado Corazón
ACUÉRDATE
Nuestra
Señora del Sagrado Corazón
de las maravillas que Dios hizo en Tí.
Te escogió como Madre de Su Hijo
a quien seguiste hasta la Cruz.
Te glorificó con Él,
escuchando con agrado
tus plegarias por todos los hombres.
Llenos de confianza en el Amor del Señor
y en Tu intercesión,
venimos Contigo a las fuentes de Su Corazón,
de donde brotan para la vida del mundo
la esperanza y el perdón,
la fidelidad y la salvación.
Nuestra
Señora del Sagrado Corazón,
Tú conoces nuestras necesidades:
habla al Señor por nosotros
y por todos los hombres.
Ayúdanos a vivir en Su Amor.
Para eso alcánzanos las gracias
que te pedimos y las que necesitamos.
Tu petición de Madre es poderosa:
que Dios responda a nuestra esperanza. Amén.
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ORACIÓN
PARA IMPLORAR FAVORES
POR
INTERCESIÓN DEL SIERVO DE DIOS EL PAPA JUAN PABLO II
Oh Trinidad Santa,
te damos gracias por haber concedido a la Iglesia al
Papa Juan Pablo II y porque en él has reflejado la
ternura de Tu paternidad, la gloria de la Cruz de Cristo y el esplendor del
Espíritu de amor. El, confiando totalmente en tu infinita misericordia y en
la maternal intercesión de María, nos ha mostrado una imagen viva de Jesús
Buen Pastor, indicándonos la santidad, alto grado de la vida cristiana
ordinaria, como camino para alcanzar la comunión eterna Contigo.
Concédenos, por su intercesión, y si es Tu voluntad, el favor que
imploramos, con la esperanza de que sea pronto incluido en el número de tus
santos.
Padrenuestro. Avemaría. Gloria.
Con aprobación eclesiástica
CARD. CAMILLO RUINI
Vicario General de Su Santidad
para la Diócesis de Roma
Se ruega a quienes obtengan gracias por
intercesión del Siervo de Dios Juan Pablo II, las comuniquen al Postulador
de la Causa, Monseñor Slawomir Oder. Vicariato di Roma. Piazza San Giovanni
in Laterano 6/A 00184 ROMA . También puede enviar su testimonio por correo
electrónico a la siguiente dirección:
postulazione.giovannipaoloii@vicariatusurbis.org
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