LA
DIVINA MISERICORDIA EN LAS SAGRADAS ESCRITURASÉxodo 34:5-7
Descendió Yahveh en forma de nube y se puso allí junto a él. Moisés invocó
  el nombre de Yahveh.
  Yahveh pasó por delante de él y
  exclamó: "Yahveh, Yahveh, Dios misericordioso y clemente, tardo a la cólera
  y rico en amor y fidelidad, que mantiene su amor por millares, que
  perdona la iniquidad, la rebeldía y el pecado, pero no los deja impunes; que
  castiga la iniquidad de los padres en los hijos y en los hijos de los hijos
  hasta la tercera y cuarta generación." 
Isaías 1: 17-20
Aprended a hacer el bien, buscad lo justo, dad sus derechos al oprimido, haced
  justicia al huérfano, abogad por la viuda.
  Venid, pues, y disputemos - dice
  Yahveh -: Así fueren vuestros pecados como la grana, cual la nieve
  blanquearán. Y así fueren rojos como el carmesí, cual la lana quedarán.
  Si aceptáis obedecer, lo bueno de la
  tierra comeréis.
  Pero si rehusando os oponéis, por la
  espada seréis devorados, que ha hablado la boca de Yahveh.  
Nehemiás 9:31
  
  Mas en tu inmensa ternura [Misericordia] no los acabaste, no los
  abandonaste, porque eres Tú Dios clemente y lleno de ternura.  
Salmo 103:8-18
Clemente y compasivo es Yahveh, tardo a la cólera y lleno de
  amor;
  No se querella eternamente ni para
  siempre guarda su rencor;
  No nos trata según nuestros
  pecados ni nos paga conforme a nuestras culpas.
  Como se alzan los cielos por encima de
  la tierra, así de grande es Su Amor para quienes le temen;
  Tan lejos como está el oriente del
  ocaso aleja Él de nosotros nuestras rebeldías. Cual la ternura de un padre para con sus hijos,
  así de tierno es Yahveh
  para quienes le temen;
  Que Él sabe de qué estamos plasmados,
  se acuerda de que somos polvo.
  ¡El hombre! Como la hierba son sus días,
  como la flor del campo, así florece;
  Pasa por Él un soplo, y ya no existe,
  ni el lugar donde estuvo vuelve a conocerle.
  Mas el Amor de Yahveh desde siempre
  hasta siempre para los que le temen, y su justicia para los hijos de sus
  hijos, para aquellos que guardan su alianza,
  y se acuerdan de cumplir sus mandatos. 
Salmo 130:3-4
Si en cuenta tomas las culpas, oh
  Yahveh, ¿quién, Señor, resistirá?
  Mas el perdón se halla junto a Ti,
  para que seas temido.  
Salmo 144, 8-9, 10-11, 12-13ab
  
  El Señor es Clemente y Misericordioso,
  lento a la cólera y rico en piedad;
  el Señor es bueno con todos,
  es cariñoso con todas sus criaturas.
Isaías 44:21-22
Recuerda esto, Jacob, y que eres mi siervo, Israel. ¡Yo te he formado, tú
  eres mi siervo, Israel, yo no te olvido!
  He disipado como una nube tus
  rebeldías, como un nublado tus pecados. ¡Vuélvete a mí, pues te he
  rescatado!   
Lamentaciones 3:22-24
Que el amor de Yahveh no se ha acabado, ni se ha agotado su
  ternura;
  Cada mañana se renuevan: ¡grande es
  tu lealtad!
  «¡Mi porción es Yahveh, dice mi
  alma, por eso en Él espero!»  
Mateo 6:12
"...y perdónanos nuestras deudas, así como nosotros hemos perdonado a nuestros deudores..."
Mateo 6:14-15
«...Que si vosotros perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; pero si no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras ofensas..."
Lucas 15:11-32 - Parábola del Padre Misericordioso
Dijo: «Un hombre tenía dos
  hijos;
  y el menor de ellos dijo al padre:
  "Padre, dame la parte de la hacienda que me corresponde." Y él les
  repartió la hacienda.
  Pocos días después el hijo menor lo
  reunió todo y se marchó a un país lejano donde malgastó su hacienda
  viviendo como un libertino.
  «Cuando hubo gastado todo, sobrevino
  un hambre extrema en aquel país, y comenzó a pasar necesidad.
  Entonces, fue y se ajustó con uno de
  los ciudadanos de aquel país, que le envió a sus fincas a apacentar puercos.
  Y deseaba llenar su vientre con las
  algarrobas que comían los puercos, pero nadie se las daba.
  Y entrando en sí mismo, dijo: "¡Cuántos
  jornaleros de mi padre tienen pan en abundancia, mientras que yo aquí me
  muero de hambre!
  Me levantaré, iré a mi padre y le
  diré: Padre, pequé contra el cielo y ante ti.
  Ya no merezco ser llamado hijo tuyo,
  trátame como a uno de tus jornaleros."
  Y, levantándose, partió hacia su
  padre. «Estando él todavía lejos, le vió su padre y, conmovido, corrió,
  se echó a su cuello y le besó efusivamente.
  El hijo le dijo: "Padre, pequé
  contra el cielo y ante ti; ya no merezco ser llamado hijo tuyo."
  Pero el padre dijo a sus siervos:
  "Traed aprisa el mejor vestido y vestidle, ponedle un anillo en su mano y
  unas sandalias en los pies.
  Traed el novillo cebado, matadlo, y
  comamos y celebremos una fiesta,
  porque este hijo mío estaba muerto y
  ha vuelto a la vida; estaba perdido y ha sido hallado." Y comenzaron la
  fiesta.
  «Su hijo mayor estaba en el campo y,
  al volver, cuando se acercó a la casa, oyó la música y las danzas;
  y llamando a uno de los criados, le
  preguntó qué era aquello.
  El le dijo: "Ha vuelto tu hermano
  y tu padre ha matado el novillo cebado, porque le ha recobrado sano."
  El se irritó y no quería entrar.
  Salió su padre, y le suplicaba.
  Pero él replicó a su padre: "Hace
  tantos años que te sirvo, y jamás dejé de cumplir una orden tuya, pero
  nunca me has dado un cabrito para tener una fiesta con mis amigos;
  y ¡ahora que ha venido ese hijo tuyo,
  que ha devorado tu hacienda con prostitutas, has matado para él el novillo
  cebado!"
  «Pero él le dijo: "Hijo, tú
  siempre estás conmigo, y todo lo mío es tuyo;
  pero convenía celebrar una fiesta y
  alegrarse, porque este hermano tuyo estaba muerto, y ha vuelto a la vida;
  estaba perdido, y ha sido hallado."»  
Juan 8:3-7 - Mujer sorprendida en adulterio
Los escribas y fariseos le llevan una mujer sorprendida en adulterio, la ponen en medio y le dicen: «Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. Moisés nos mandó en la Ley apedrear a estas mujeres. ¿Tú qué dices?» Esto lo decían para tentarle, para tener de qué acusarle. Pero Jesús, inclinándose, se puso a escribir con el dedo en la tierra. Pero, como ellos insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo: «Aquel de vosotros que esté sin pecado, que le arroje la primera piedra». E inclinándose de nuevo, escribía en la tierra. Ellos, al oír estas palabras, se iban retirando uno tras otro, comenzando por los más viejos; y se quedó solo Jesús con la mujer, que seguía en medio. Incorporándose Jesús le dijo: «Mujer, ¿dónde están? ¿Nadie te ha condenado?» . Ella respondió: «Nadie, Señor.» Jesús le dijo: «Tampoco yo te condeno. Vete, y en adelante no peques más».
Lucas 23: 34
"Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen" (Lc 23,34).
Cartas de San Juan y de San Pablo
«En esto consiste el Amor, no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que Él nos amó y nos envió a Su Hijo como propiciación por nuestros pecados» (1 Juan 4,10).
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