ESCUELA DE ORACIÓN DE JUAN PABLO II
"TOTUS TUUS"
ORACIÓN Y MEDITACIONES
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MATERIAL
DE APOYO PARA REFLEXIONES, MEDITACIONES Y ORACIONES, PERSONALES
Y/O COMUNITARIAS
Para
el Suscriptor de "El Camino de María"
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«Nuestras comunidades
cristianas tienen que llegar a ser auténticas “Escuelas de Oración”» (Juan
Pablo II)
INTRODUCCIÓN
La comunidad cristiana se reúne
para orar y enseñar a sus miembros a dialogar con Dios. Sin embargo,
no obstante los esfuerzos por parte de sacerdotes y catequistas, de
padres y animadores laicos, constantemente se escuchan entre los
fieles peticiones de ayuda para aprender a orar. Se advierte la
necesidad de contar con verdaderos maestros de oración.
El Santo Padre Juan Pablo II, exhortando a las comunidades cristianas
a transformarse en auténticas “escuelas de oración”, confirmaba esta
sensación y nos daba la respuesta. En el umbral del nuevo milenio
había escrito: «Pero
se equivoca quien piense que el común de los cristianos se puede
conformar con una oración superficial, incapaz de llenar su vida.
Especialmente ante tantos modos en que el mundo de hoy pone a prueba
la fe, no sólo serían cristianos mediocres, sino “cristianos con
riesgo”. En efecto, correrían el riesgo insidioso de que su fe se
debilitara progresivamente, y quizás acabarían por ceder a la
seducción de los sucedáneos, acogiendo propuestas religiosas
alternativas y transigiendo incluso con formas extravagantes de
superstición». (Nuovo
millennio ineunte,
34).
La “Escuela de Oración de
Juan Pablo II” puede ser una ayuda para ellos y para todos
aquellos que deseen profundizar en la vida de oración.
QUÉ ES LA ESCUELA DE ORACIÓN DE JUAN PABLO II ?
La
“Escuela de Oración de Juan Pablo II” es una propuesta de
prácticas espirituales, gracias a las cuales el diálogo personal del
hombre con Dios puede desarrollarse y asemejarse a la oración de
Cristo. Están invitados a recorrer este camino quienes, reconociendo
en Juan Pablo II a un maestro de oración, desean imitarlo y escuchar
sus enseñanzas. En esta escuela el maestro es el Siervo de Dios, y
quienquiera puede ser el discípulo: niños y adultos, jóvenes y
menos jóvenes, sanos y enfermos. Es necesario alentar, en un modo
particularmente cordial, a comenzar este camino a todos aquellos que
descuidan la oración diaria y a quienes les es extraña la
experiencia descripta por el Papa «...el encuentro con Cristo
no se expresa solamente en una petición de ayuda, sino también en
acción de gracias, alabanza, adoración, contemplación, escucha y
ardor de afectos hasta el arrebato del corazón» (Nuovo
millennio ineunte, 33). Al asumir nuevos compromisos notamos
la ayuda de Juan Pablo II. Lo admite también el Santo Padre
Benedicto XVI. El día siguiente a su elección ha confesado:
“Me parece sentir su mano fuerte [de Juan Pablo II ] que estrecha la
mía; me parece ver sus ojos sonrientes y escuchar sus palabras,
dirigidas en este momento particularmente a mí: «No tengas miedo!»”.
Depositando la confianza en Dios y
experimentando la intercesión de los santos nos comprometemos con
ejercicios concretos. En la “Escuela de oración” propuesta, éstos
son los siguientes:
1. Vivir la oración de cada día en el
espíritu del “Totus Tuus”
2. Cada semana, dedicar al menos
media hora a la adoración del Santísimo Sacramento (en caso
de enfermedad o dificultades – adorar la Cruz de Cristo)
3. Una vez al mes reflexionar sobre
el don de la oración, mediante la lectura personal o participando
en encuentros formativos de la “Escuela de oración”
4. Una vez al año hacer ejercicios
espirituales, en los que se profundiza en la vida de oración; por
ejemplo los organizados en la parroquia, o bien hacer la Novena a la
Divina Misericordia.
La tarea más difícil es la de madurar
la actitud expresada en las palabras “Totus Tuus – Soy todo
Tuyo”. Es preciso, pues, asumir la diaria fatiga del trabajo
sobre sí mismos, apoyándose en la adoración semanal, en la reflexión
mensual y en los ejercicios espirituales anuales.
Las meditaciones y las prácticas
espirituales, propuestas para cada mes, serán de gran ayuda para
llevar a cabo estos compromisos. En ellas encontraremos reflexiones
sobre la palabra de las Sagradas Escrituras, testimonios sobre la
oración del Papa y también sus enseñanzas sobre el tema de la oración.
El día indicado para esta reflexión orante y de adoración es el
primer domingo de cada mes.
Juan Pablo II partió a la casa del
Padre entre dos días muy especiales. En el ritmo del calendario civil
aún era sábado - día dedicado a María -, en el orden
del calendario litúrgico ya había iniciado la celebración del domingo
– día del Señor. Consideramos este hecho no solamente como
un mero dato histórico, sino también como una señal del Señor. Por
eso en nuestra formación distinguimos tanto el primer sábado como el
primer domingo del mes. Estos dos días se transforman en una
propuesta - que comprende un amplio grupo de personas – de reflexión
y oración comunitarias, y también de encuentros y debates,
relacionados con nuestra vida cristiana, llevados a cabo en una
especie de dialogo con Juan Pablo II, con su pensamiento y con su
principio de vida: “Totus Tuus”.
En
muchas diócesis de Polonia, existe una vieja tradición: el primer
domingo de mes, después de la Santa Misa, se procede a la exposición
del Santísimo Sacramento. Quienes han participado en la Eucaristía,
se arrodillan ante el Señor oculto en la Hostia, para adorarlo. La
celebración se prolonga en la adoración. Durante la Santa Misa los
sacerdotes pueden tener una breve homilía sobre el tema de la oración
a la luz de las lecturas de la Misa, y en la oración de los fieles
todos pueden invocar “Señor, enséñanos a orar”. Al término
de la celebración puede proponerse a todos los presentes permanecer
en silencio en presencia de Jesús y hablar con Él íntimamente. Un
coloquio personal de este género es más necesario que las mejores
meditaciones guiadas por un sacerdote. Si tiene lugar cada mes, bajo
la atenta dirección de maestros de oración, se puede transformar en
una real disposición de un amplio grupo de fieles a un íntimo y
profundo coloquio con el Señor.
ADORACIÓN DEL SANTÍSIMO SACRAMENTO
“Mane nobiscum, Domine!”
Como los dos
discípulos del Evangelio, te imploramos, Señor Jesús, ¡quédate con
nosotros!
Tú, divino Caminante, experto de nuestras calzadas y conocedor de
nuestro corazón, no nos dejes prisioneros de las sombras de la
noche.
Ampáranos en el cansancio, perdona nuestros
pecados, orienta nuestros pasos por la vía del bien.
Bendice a los niños, a los jóvenes, a los
ancianos, a las familias y particularmente a los enfermos. Bendice
a los sacerdotes y a las personas consagradas. Bendice a toda la
humanidad.
En la Eucaristía te has hecho “remedio de
inmortalidad”: danos el gusto de una vida plena, que nos ayude a
caminar sobre esta tierra como peregrinos seguros y alegres,
mirando siempre hacia la meta de la vida sin fin.
Quédate con nosotros, Señor! Quédate con
nosotros! Amén.
ORACIÓN
PARA IMPLORAR FAVORES
POR
INTERCESIÓN DEL SIERVO DE DIOS EL PAPA JUAN PABLO II
Oh Trinidad Santa,
Te damos gracias por haber concedido a la Iglesia al
Papa Juan Pablo II y porque en él has reflejado la
ternura de Tu paternidad, la gloria de la Cruz de Cristo y el esplendor del
Espíritu de amor. El, confiando totalmente en tu infinita misericordia y en
la maternal intercesión de María, nos ha mostrado una imagen viva de Jesús
Buen Pastor, indicándonos la santidad, alto grado de la vida cristiana
ordinaria, como camino para alcanzar la comunión eterna Contigo.
Concédenos, por su intercesión, y si es Tu voluntad, el favor que
imploramos, con la esperanza de que sea pronto incluido en el número de tus
santos.
Padrenuestro. Avemaría. Gloria.
Se ruega a quienes obtengan gracias por
intercesión del Siervo de Dios Juan Pablo II, las comuniquen al Postulador
de la Causa, Monseñor Slawomir Oder. Vicariato di Roma. Piazza San Giovanni
in Laterano 6/A 00184 ROMA . También puede enviar su testimonio por correo
electrónico a la siguiente dirección:
postulazione.giovannipaoloii@vicariatusurbis.org
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